Contacto

Envianos tus denuncias, notas y comentarios a nctapachula@hotmail.com

Por qué votaré por #AMLO (I)


Por Ah Muán Iruegas


Se perfilan dos proyectos principales en México, hacia las próximas elecciones. El proyecto privatizador (Peña, Josefina y Quadri lo comparten), se enfrenta al modelo estatista de Andrés Manuel López Obrador. Dadas las críticas condiciones económicas internacionales de hoy, es a mi juicio el estatismo –y por tanto AMLO- el que puede ubicar mejor a México en una economía global en crisis.

Habida cuenta de las recientes catástrofes económicas en Europa y EUA, resulta plausible impulsar en México una mejor intervención del Estado en la economía. Por ejemplo, con adecuadas regulaciones bancarias, que eviten tanto hipotecas “subprime”, como deudas de perfil griego (además de comisiones estratosféricas, como las que cada mes nos irritan) o bien con medidas análogas a las intervencionistas políticas económicas con que Barak Obama está tratando -con cierto éxito- de revivir la economía de su país. Andrés Manuel López Obrador es el político más afín en México a esa orientación.

La inseguridad en México, el más urgente problema nacional, requiere también un Estado fuerte. Sólo con un Estado fortalecido se logrará derrotar a la delincuencia. Eso a su vez, requiere riqueza en ese Estado, pues su salud económica y financiera es condición de su fortaleza general. Por ello, creo que debe enfatizarse que la privatización a ultranza debilitará al Estado y generará mayor inseguridad -en principio.

Los priístas justificaron su latrocinio de décadas diciendo: el político pobre es un pobre político (Hank Gonzalez dixit). Antes que esas coartadas, habría que decir, con lógica inversa a la de los pícaros priístas: pobre del Estado que es Estado pobre. Pero el Estado rico, no es compatible con los políticos que se enriquecen en un santiamén.

AMLO en cambio, es considerado poco inclinado a las “riquezas repentinas”. Incluso críticos serios como Andrés Oppenheimer, a pesar de discrepar de la opinión de AMLO en múltiples aspectos, dice de él:

“El candidato izquierdista tenía algunos atributos positivos, incluyendo su austeridad personal. Siempre había vivido en casas pequeñas y poco ostentosas (…). A diferencia de una buena parte de la clase política mexicana, llevaba una vida personal ordenada” (*).

Por todo ello, dado que el Estado mexicano se le está prácticamente cayendo en pedazos a Calderón con la ayuda de los“gobiernos” locales (casi siempre del inepto PRI como en Tamaulipas, Coahuila, Veracruz…) lo mejor, a mi juicio, es que dirija el país alguien cuya orientación general fortalezca al Estado, como AMLO. De ahí que también por ello sea preferible que la propiedad del petróleo siga en manos del Estado mexicano. Pues como la clase política no podrá echar a andar pronto –quizá nunca- una reforma fiscal eficaz, la única mula con la que el Estado sí puede arar en la realidad de hoy, se llama Pemex. Y apuesto a que esta “realidad de hoy” será la misma el 1 de diciembre próximo.

Por otro lado, el ejemplo de la seguridad que a pesar de todo, aun conserva el DF (aquí no hay escenas de guerrilla urbana, como en casi todo el país) es hoy el timbre de gloria de la izquierda mexicana reciente, con su ejecutor, Mancera. Es la izquierda la que creó el espacio urbano más seguro -mejor digamos menos inseguro- del país. Esa es la mejor carta de presentación, en cuanto a eficacia, de la izquierda. Por ello, Mancera debe publicitar y explicar, de ser posible con AMLO, porque funcionó la estrategia. Igualmente Marcelo Ebrard, para preservar mejor su poder hasta el 2018 y tratar de conservar su liderazgo hasta entonces, creo que debe participar más en la campaña presidencial en curso.

Por su parte, la carta que AMLO dirigió al vicepresidente Biden en ocasión de su reciente visita, es una muestra de que aquél está enfilando hacia la izquierda moderna que México necesita. En su misiva, AMLO muestra una madurez y un realismo que se expresa en la propuesta lopezobradorista en relación con la cooperación con Estados Unidos, con una orientación más social y menos afín a la guerra de Felipe Calderón.

El encuentro de la izquierda mexicana con el vicepresidente del “izquierdista” Barak Obama, es una decisión madura, a mi juicio, por lo siguiente. No tiene hoy sentido un choque inútil de la izquierda mexicana con EUA, dado que el desarrollo nacional mexicano está ligado a su relación –sobre todo económica- con los Estados Unidos. Mientras el modelo económico mexicano siga el rumbo que hoy tiene, el tipo de relación con EUA que conviene a la izquierda mexicana y al país, implica mantener con ellos una relación de buena vecindad. Hay temas de interés común entre nuestros dos países, pues compartimos, ya que no los bienes de EUA, cuando menos sí algunos de sus males: narcotráfico, contaminación, etc. Además de temas más productivos, como los comerciales.

En una conversación con AMLO, la profesora Denisse Dresser le exponía que sus interlocutores en redes sociales tienden a igualar a AMLO con Chávez. Pero la aproximación de cada uno de ellos a los Estados Unidos es lo que, a mi parecer, más distingue a AMLO de Hugo Chávez. Éste plantea una clara política de confrontación con Estados Unidos, con cambios en sus compras de armamento, un discurso de choque con “el imperialismo” (EUA básicamente) y una diplomacia que se acerca a Irán y a China, rivales ambos de EUA. Mientras que López Obrador se muestra aquí totalmente distinto de Hugo Chávez, pues su discurso es de cooperación con EUA y no de enfrentamiento, buscando además que baje el gasto militar en México. Alianzas de México con Irán son inviables hoy, por cierto, lo mismo que con China, si esto implicara un enfrentamiento innecesario con los estadounidenses.

-*Andrés Oppenheimer. Cuentos Chinos. Random House Mondadori. Bestseller Debolsillo,  pag. 279.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios.

top