* El DIF y Salud Municipal se olvidan de combatir problemas sociales en el corazón de la ciudad
* El turismo centroamericano y de los cruceros son testigos del desorden que hay en Tapachula
Ante el abandono del DIF y Salud municipal, el centro histórico de la ciudad se ha convertido en un paraíso de trata de personas y prostitución de jovencitas y hasta féminas de la tercera edad.
Este es un problema social que lleva años y durante este trienio ni el alcalde Ezequiel orduña Morga ni su esposa Alejandra Cruz Toledo pudieron resolver.
Situación de la que ha resultado el olvido de las autoridades y nulo ejercicio de programas que fueran encaminados al rescate del ejército de menores de edad, dedicados a vender chicles, dulces y chucherías y que son manejados por adultos mayores; y ha generado descaro en pleno parque y en las cantinas que están en el primer cuadro de la ciudad, donde jovencitas y hasta señoras ya de avanzada edad se prostituyen. Aunado al grave problema de alcoholismo propiciado por la Dirección de Alcoholes, que día a día permite la apertura de más cantinas en pleno centro de la ciudad, sin cerrar ninguna.
Y es que en el centro de Tapachula, además de la destrucción de calles y avenidas de Tapachula, hay inconformidad de empresarios por el problema que ocasionan las cantinas y prostíbulos disfrazados de restaurantes, que operan hasta altas horas de la noche o de la madrugada en las principales calles y avenidas de la ciudad.
Comerciantes del centro presumen que los propietarios cuentan con el amparo del Director del Departamento de Alcoholes, quien ha encontrado una mina de oro en el diario quehacer de los propietarios de dichos centros de vicio, cuyas meseras también le entran a la fichada sin ningún control de Sanidad Municipal.
Entre los antros de vicio que rodean al centro comercial de la ciudad se encuentran: El Fafi, El Sol y La Luna, La Dueña, El Manguito y muchas más y que al decir de los vecinos en horas de la noche el área que corresponde a la 12 avenida Norte entre la 3ª hasta la 13 calle Poniente se convierte en una zona roja, ante la asistencia de damiselas y homosexuales que están a la caza de clientes que entran o salen de las mencionadas cantinas.
Por si lo anterior fuera poco, en dichos antros se han ocasionado hechos de sangre ante la pasividad de las autoridades correspondientes que a toda costa protegen a los envenenadores de la salud.
Lo mismo ocurre en los antros de vicio ubicados uno tras otros sobre la primera avenida Sur entre la 12 y 16 calle Oriente.
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