Ayer, durante su ponencia “Feminicidio en México, aproximación, tendencias y Cambios”, impartida en la Biblioteca Central de la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach), Inchaustegui informó de los resultados de un estudio sobre el feminicidio realizado en el país de 1985 a 2010, a partir de datos registrados en las actas de defunción.
FALLAS DE ORIGEN
Ante decenas de estudiantes, la legisladora dijo que el número de probables homicidios asentados en las actas de defunción y el de averiguaciones previas no coinciden, a pesar de que este tipo de delitos –de acuerdo a los códigos penales- deben resolverse de oficio, es decir, sin denuncia de por medio.
En este sentido, explicó que las averiguaciones previas tienen fallas de origen porque cuando una mujer probablemente fue asesinada, los médicos legistas tienden a no realizar la necropsia al cuerpo y tampoco llenan las actas de defunción adecuadamente, de modo que las formas de las muertes no son especificadas.
En presencia de Jaime Valls Esponda, y Enriqueta Burelo Melgar, rector y jefa del Departamento de Equidad y Género de la Unach, expuso los géneros de violencia que sufren las mujeres en relación con el feminicidio, de acuerdo a la Encuesta de Violencia, el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) y la ONU Mujeres.
MUERTES CRUELES
La diputada federal dijo que el homicidio doloso de mujeres ocupa el 10 por ciento del total de asesinatos, porcentaje que aunque pudiera parecer bajo, es importante reconocer, porque además de que ha ido a la alza, son muertes que suelen caracterizarse por ser crueles y matizadas de discriminación.
Para entender el tema, dijo que es necesario tomar en cuenta que el número de homicidios dolosos es el indicador de violencia de una sociedad: tasa obtenida del reflejo del promedio de asesinatos por cada 100 mil habitantes. En este contexto, indicó que México desde 1985 tiene una tasa de 18 asesinatos, mientras que en Japón es de dos y en Europa es de cinco.
Pero aun con la violencia social que se intensifica en algunas entidades como Chihuahua y Tamaulipas, de 1985 a 2006 el homicidio masculino bajó 60 por ciento, mientras el de las mujeres sólo la mitad. No así las muertes tipificadas como feminicidios que aumentó de nueve a 12 por ciento del total de asesinadas.
En 1985, dijo, había una tasa de mil 485 mujeres presuntamente asesinadas, mientras en 2009 subió a mil 858; en contraste, en 1987 fueron registrados 12 mil 987 aparentes homicidios de hombres, promedio que en 2007 descendió a 8 mil 672, es decir, 30 por ciento menos cuando las muertes violentas de mujeres incrementaron.
CADA DIA MUEREN 20
En total, Teresa Inchaustegui estimó que de 1985 a 2010 hubo unas 36 mil 663 mujeres asesinadas, es decir, “cada día mueren al menos 20 mujeres de forma violenta”.
Lo alarmante no sólo son las cifras, señaló, sino las características de las muertes. “Porque no morimos de las mismas edades ni de las mismas formas”. Generalmente, estos asesinatos se acompañan de secuestro, rapto y lesiones antes y después de morir: “el uso de la fuerza es con mucho mayor brutalidad”.
De acuerdo Inchaustegui, el 22 por ciento de las asesinadas son menores de edad, y el nueve por ciento son niñas menores de cinco años, “muchas de ellas ultrajadas antes de morir”. Contrario a ello, dijo que en la mayoría de los homicidios masculinos, las víctimas tenían entre 18 y 35 años de edad.
Asimismo, dijo que mientras el 60 por ciento los hombres fueron asesinados en la vía pública -la mayoría por arma de fuego-, el 40 por ciento de las muertes de mujeres ocurrieron en el hogar, 25 por ciento en la vía pública, y en el 10 por ciento de los casos se ignora dónde murieron, “lo que evidencia una nula investigación por parte de las autoridades”.
AHORCADAS Y ASFIXIADAS
Respecto a la manera de morir, subrayó que el 30 por ciento de las víctimas fueron ahorcadas y asfixiadas y el 35 por ciento por violencia en el hogar; en tanto, el 40 por ciento de las niñas menores de un año asesinadas fueron golpeadas en la cabeza con alguna piedra u otro objeto pesado.
El incremento de las muertes de mujeres fuera del hogar, explicó la diputada, se debe a que “circulamos por más lugares donde generalmente sólo había hombres”, de modo que hoy el 37 por ciento de los hogares en México son sostenidos por mujeres.
En su conferencia también destacó rasgos regionales. En este contexto, dijo que de 2005 a 2006 hubo un incremento de hasta mil por ciento de feminicidios en algunas entidades del Norte del país como Chihuahua, mientras en el resto, de Chiapas a Tamaulipas se nota un incremento de hasta 400 por ciento.
Ante Alejandra Peralta Velasco, secretaria para el Desarrollo y Empoderamiento de las Mujeres, la diputada dijo que en Chiapas los focos rojos son los municipios de Tapachula y Tonalá, donde los feminicidios están ligados a delitos como el tráfico y trata de personas: “primero son desaparecidas, explotadas y luego asesinadas”.
En este sentido, dijo que en la entidad hay un registro de 65 casos de feminicidios ocurridos de 2005 a 2009, y 30 muertes de niñas. Cifras que Alejandra Peralta calificó de “escandalosas y lastimeras” en una entidad donde el empoderamiento de la mujer es prioridad y el delito de feminicidio ya está contemplado en el los códigos penales desde 2011.
Mediante estudios como este, enfatizó Inchaustegui, “se descubren hilos de impunidad”, pues además de que no todos los casos están documentados como feminicidios, debido a la ineficaz investigación de los ministerios públicos, sólo uno de los casos denunciados concluye en sentencia.