Lo supe por Aristóteles, el más famoso filósofo de la historia del hombre.
El ser humano es capaz de acciones maravillosas o de las peores iniquidades.
Su asombrosa inteligencia es capaz de usar las leyes inalterables de la naturaleza para hacer el bien o el mal.
Con mucho menor experiencia que la que hoy poseo, en los días en que se gestaba nuestra lucha armada en las montañas de Cuba, en la gran nación mexicana -donde cualquier cubano vio siempre algo propio- vivimos un fugaz pero inolvidable período en que todas las maravillas se reunían en un rincón de la Tierra.
No tendría forma ni palabras para describir mis impresiones como lo hizo un mexicano que, no en balde, es la persona de más autoridad para hablar de la tragedia de ese país, ya que fue electo gobernador del importantísimo distrito electoral de la Ciudad de México, Capital de la República, y en las pasadas elecciones del 2006 fue el candidato de la “Coalición por el bien de todos”.